«No llego sola, llegamos todas. Hoy llegan todas ellas, que nos pensaron libres y felices».
Con estas palabras dedicadas a las mujeres anónimas Claudia Sheinbaum recogió el martes el testigo de Andrés Manuel López Obrador y tomó las riendas del Gobierno de México.
La primera mujer presidenta del país es una ecologista de izquierdas que lleva décadas caminando al lado del mandatario, quien ya ha anunciado su retiro en su finca de La Chingada, en Chiapas.
En las elecciones del 2 de junio obtuvo un triunfo arrollador, con más de 30 puntos de ventaja sobre su contrincante, pero ahora Sheinbaum recibe una herencia especialmente compleja con asuntos pendientes en seguridad, economía y reformas estructurales.
«Soy madre, abuela, científica y mujer de fe, y a partir de hoy, por voluntad del pueblo, la presidenta constitucional de los Estados Unidos mexicanos. No les voy a defraudar”, prometió.
Tras asumir el cargo ante el Congreso, Sheinbaum, la política más votada en la historia del país, celebró en el Zócalo de Ciudad de México, su primer gran acto masivo como presidenta.
Entre esos puntos destacan la lucha contra la corrupción, la profundización del desarrollo social, las políticas feministas y para combatir el machismo o la apuesta por la educación, la ciencia y el medio ambiente.
Presentó las 100 ideas o propuestas que vertebrarán su sexenio y con las que se comprometió a continuar el rumbo de la llamada Cuarta Transformación, el proyecto impulsado por López Obrador.
La presidenta, que recibió el bastón de mando de los pueblos originarios y fue arropada en su investidura por los principales líderes de la izquierda latinoamericana, anticipó que esta misma semana tramitará una primera batería de reformas. Defendió el cambio constitucional recién aprobado que modifica a fondo el sistema de justicia -y que incluye la elección directa de los jueces, una medida controvertida que ha sembrado incertidumbre también en los mercados- y anunció una reforma del sistema electoral y una iniciativa para prohibir la reelección en todos los cargos públicos.
Este miércoles protagonizó su primera mañanera, una conferencia de prensa matutina inaugurada por López Obrador y que sirvió al exmandatario como herramienta para definir a diario la agenda política. Insistió, una vez más, en la petición de disculpas al Rey de España, que no fue invitado a la ceremonia, por los desmanes de la Conquista. Y afirmó que dedicará su primer decreto a la petición de perdón por parte del Estado mexicano por los crímenes de lesa humanidad perpetrados por los militares en la matanza de Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968.