La persecución consagrada por ley contra las ONG consolida el parecido entre tres presidentes latinoamericanos que se encuentran en las antípodas ideológicas.. Además del caudillo nicaragüense Daniel Ortega y del venezolano Nicolás Maduro, el mandatario salvadoreño, Nayib Bukele, ha emprendido una deriva autoritaria que lo sitúa más cerca de esos gobernantes que de la democracia liberal.
Los adeptos del joven publicista suelen rechazar esa comparación esgrimiendo un argumento: en El Salvador no hay presos políticos. Esa premisa, sin embargo, se desmorona. La detención de Ruth López, destacada abogada y defensora de los derechos humanos, es un ejemplo de represión directa de la disidencia.
La misma activista, directiva de la organización Cristosal, denunció este miércoles la cacería desatada por Bukele. “Soy inocente”, aseguró López al salir del juzgado de San Salvador que dictó su permanencia en prisión preventiva por supuesto enriquecimiento ilícito. “¡Soy una presa política! Todas las imputaciones son por mi actividad jurídica, por mis denuncias contra la corrupción de este Gobierno. Soy inocente y voy a demostrar mi inocencia. Quiero un juicio público”, afirmó la abogada, en una grabación difundida por el periodista Bryan Avelar.
El presidente cumplió el domingo seis años en el poder, uno más de lo que establece la Constitución del país centroamericano. Aprovechó su discurso para despacharse contra los medios de comunicación y la comunidad internacional. “A los medios internacionales, ¿saben qué? Me tiene sin cuidado que me llamen dictador. Prefiero eso a que maten salvadoreños en la calle.
Cuando agarro el teléfono veo que dicen: ‘dictador, dictador, dictador’. Prefiero eso a leer: ‘asesinato, asesinato, asesinato”’. lanzó Bukele, que ha logrado frenar a la Mara Salvatrucha y al Barrio 18, las dos principales organizaciones terroristas de El Salvador, a costa de un grave deterioro de las libertades y de los derechos. Y a pesar de esa imagen, a tenor de la última encuesta, mantiene una enorme popularidad del 85%. Así también se construye el camino hacia una deriva autoritaria.
Fuente: Periódico el País.