El 13 de Agosto de 1863, en París, Francia, moría el magnífico pintor romántico.
Nació el 26 de Abril de 1798 en Charenton Saint Maurice con el nombre de Ferdinand Victor Eugène Delacroix. Su madre, Victorie Oeben, pese a tener ya tres hijos, atravesaba una crisis por la infertilidad que comenzó a afectar a su esposo Charles Delacroix, por ello todos se sorprendieron cuando quedó embarazada, en realidad su nuevo hijo Eugène era producto de una relación extra matrimonial con el importante político Maurice de Talleyrand, pese a esto, Charles lo crió como hijo propio.
Tuvo una inmejorable educación artística en los mejores atelieres de París, frecuentaba el Louvre donde comenzó a investigar las técnicas de los grandes pintores de la historia. Sus amistades eran de la talla de Victor Hugo, Baudelaire, Niccolò Paganini, Frédéric Chopin, Franz Liszt y Franz Schubert, aunque ninguno era pintor.
En 1819 le llega su primer encargo formal para la iglesia de Orcemont, con una clara influencia de Rafael pinta «La Virgen de la Mieses». Su obra deambuló entre el romanticismo y el clasicismo, pero no en contradicción sino como cohesión, en sus pinturas se debaten el vigor y la belleza, la fantasía y lo macabro, luces y sombras, musculaturas marcadas y debilidades manifiestas.
Con «Dante y Virgilio en los infiernos» de 1822 quedaron claras sus intenciones de jugar con esas dualidades, y con el dominio del dibujo y el color, no había nada que no pudiera expresar. Un prolongado viaje a Africa le sirvió de inspiración para una decena de sensacionales obras entre las que se destaca «Las Mujeres de Argel» de 1834.
Los encargos oficiales se multiplicaron, Delacroix logró que sus obras fueran inspiradoras de una sociedad, la mayoría de ellas hoy engalanan los mas prestigiosos museos del mundo. Entre las obras más importantes se encuentran «La matanza de Quíos», «La Libertad guiando al pueblo», «La muerte de Sardanápalo» y «Entrada de los Cruzados en Constantinopla».