Fueron los últimos y decisivos encuentros armados que sostuvieron dominicanos y haitianos para poner fin a casi 12 años de conflictos después de la independencia dominicana.
Se libró el 24 de enero de 1856 en Sabana Larga, Dajabón. Tropas dominicanas del ejército del norte, dirigidas por el general Juan Luis Franco Bidó, derrotaron a una fuerza del ejército haitiano al mando del emperador haitiano Faustin Soulouque. Otra parte del ejército haitiano se atrincheró en Jácuba, cerca de Puerto Plata, pero fueron vencidos por los generales Pedro Florentino y Lucas Peña, poniendo fin a las invasiones haitianas en territorio dominicano.
Con una duración de 7 u 8 horas, la acción de Sabana Larga está considerada como la más sangrienta de todas las guerras dominico-haitianas.
De acuerdo con el parte oficial del general franco olvidó, el enemigo fue derrotado después de un fuego sostenido desde las 7:30 hasta las cuatro de la tarde, ahí la cuenta arroja el resultado de que la batalla duró ocho horas y media
Los dominicanos hicieron verdadero derroche de egoísmo en la batalla de Sabana Larga. Entre las hazañas está la legendaria disputa entre los comandantes Juan Suero y Juan Rodríguez. Lo que disputaban era la toma de una pieza de artillería y habiendo sido Rodríguez dos veces rechazado en ese intento, al acometer por tercera vez fue alcanzado por un metrallazo que le ocasionó la pérdida de una pierna.
Así herido, el patriota fue paseado en triunfo sobre el cañón que había conquistado. Finalmente fue llevado en una camilla a una Guayubin, donde expiró.
También tomó parte en la batalla una buena mujer nativa de San Ignacio de Sabaneta. Fue Petronila Gaú, que aún que reeditó así la gesta de Juana Saltitopa, la heroína del 30 de marzo.
En la acción se rompió el sable del general Fernando Valerio, según consta en el oficio con el que el ministro de la guerra le enviaba aquel una nueva arma.