A pocos días de terminar su mandato, Donald Trump enfrenta lo que ningún otro presidente en Estados Unidos: su segundo juicio político.
Su desenfrenado discurso de supuesto fraude electoral, descartado por los tribunales, avivó el respaldo de sus seguidores, pero también lo condenó ante la opinión pública, acusado de incitar al ataque inédito al Capitolio, símbolo de la democracia estadounidense. Hecho que marca los últimos días de una Presidencia plagada de escándalos.
Tres presidentes han sido llevados a juicio político en Estados Unidos, pero Donald Trump entra en los registros de la historia como el único en afrontarlo dos veces.
Fiel a su estilo irreverente, el mandatario saliente se negó hasta los últimos días de su Gobierno a reconocer la derrota en las urnas cuando intentó un segundo mandato consecutivo. Ahora, acusado de “incitación a la insurrección”, una semana después de alentar a sus simpatizantes que irrumpieron con la peor ola de violencia en el Capitolio, mientras los congresistas formalizaban la victoria del presidente electo Joe Biden, Trump llega a su segundo impeachment, pese a que le quedan solo siete días en la Casa Blanca.
Lo más probable es que el jefe de Estado no sea destituido de su cargo y pueda culminar su mandato este 20 de enero. Pero más allá de la posibilidad de salir de forma anticipada, la principal preocupación de Trump es la afectación a su futuro político y financiero inmediato, según señalaron cuatro funcionarios de la Casa Blanca cercanos al presidente que hablaron bajo condición de anonimato.