Celebrada principalmente Estados Unidos y Canadá, Acción de Gracias hunde sus raíces en los primeros colonos británicos llegados a Norteamérica y su difícil adaptación.
En Estados Unidos y Canadá y, de forma menos conocida, en otros países, el período navideño viene precedido de una de las celebraciones más importantes del año: el Día de Acción de Gracias o Thanksgiving, una festividad de marcado carácter familiar y que gira alrededor de la comida, con una cena que puede ser tan o más copiosa que la de Navidad y cuyo plato principal es un pavo asado.
¿Cuál es el origen de esta celebración, por qué solo la celebran unos pocos países y por qué se come concretamente un pavo?
El origen del Día de Acción de Gracias
Para entender los orígenes de esta celebración, debemos remontarnos a la Inglaterra inmediatamente posterior a la Reforma Anglicana, llevada a cabo en 1534 por el rey Enrique VIII.
En su esfuerzo por separar a la recién creada Iglesia de la tradición romana, se suprimieron muchas de las fiestas litúrgicas que tenían lugar a lo largo del año, principalmente las dedicadas a los santos: de casi cien fiestas religiosas al año se pasó a menos de 30.
En su lugar, se instauró un nuevo tipo de celebración llamada, precisamente, Día de Acción de Gracias. No era una fiesta recurrente, sino que se proclamaba en respuesta a ciertos eventos considerados señales de la gracia divina: una buena cosecha, el fin de una sequía, de una hambruna o de una epidemia, e incluso una victoria militar sobre una nación enemiga. Además, a pesar de que su propósito era “dar gracias a Dios”, no eran fiestas estrictamente religiosas y podían ser proclamadas (de hecho, a menudo lo eran) por las autoridades seculares.
Podía haber varios días de Acción de Gracias a lo largo de un mismo año y, aunque no tenían una fecha fija, en otoño siempre solía haber al menos uno para celebrar el final de la cosecha, si esta había sido buena. De aquí procede el que acabaría convirtiéndose en el actual Thanksgiving.
Cuatro orígenes para una sola fiesta
Tradicionalmente, se considera como primer Día de Acción de Gracias “oficial” el celebrado en Plymouth (Massachusetts) en otoño de 1621, aunque se tiene constancia de que previamente se habían celebrado en otros lugares como Virginia. Ese año, los colonos ingleses de Plymouth celebraron un banquete para celebrar la cosecha después de un año especialmente duro.
Para la ocasión invitaron también a miembros de la tribu Wampanoag, que les habían dado comida para sobrevivir al invierno anterior a cambio de su ayuda contra otra tribu rival, los Narragansett. Es por eso que ese Día de Acción de Gracias se tomó como referencia en detrimento de los anteriores, ya que simbolizaba un momento de fraternidad entre colonos y nativos que raramente se daría en los siglos posteriores.
En 1789, George Washington elevó el Día de Acción de Gracias a fiesta nacional y lo fijó en el calendario el cuarto jueves de noviembre. Aun así, Virginia nunca dejó de considerarse a sí misma como la cuna de esta celebración, hasta el punto que en 1963 el presidente John F. Kennedy hizo una proclamación oficial reconociendo a ambos estados como pioneros de la festividad.
Pero estas no son las únicas posibilidades, ya que otras dos hipótesis apuntan orígenes alternativos y aún más antiguos para el Día de Acción de Gracias.
The First Thanksgiving, 1621 Jean Leon Gerome Ferris.
Una de estas hipótesis la sitúa en Canadá, que junto con Estados Unidos es el país donde más importancia tiene esta celebración. Supuestamente habría tenido lugar el año 1578 durante una expedición capitaneada por el corsario inglés Martin Frobisher, que buscaba cruzar del Atlántico al Pacífico por el Paso del Noroeste, al norte del continente americano.
No obstante, no hay ninguna prueba de que en Canadá se celebrase Acción de Gracias antes del siglo XVII. De hecho, este país solo lo celebra de forma oficial desde 1879 y la fecha es distinta, el segundo lunes de octubre.
La segunda hipótesis alternativa sitúa el primer Día de Acción de Gracias mucho más al sur, en Florida.
Algunos historiadores – precisamente, de Florida – identifican esta celebración con un banquete para celebrar la cosecha que organizó en 1565 la guarnición española de San Agustín. Sin embargo, otros estudiosos discuten si realmente esto podría considerarse una fiesta de Acción de Gracias, ya que esta celebración nació específicamente en el contexto de la Reforma Anglicana.
En tiempos más modernos, la celebración de Acción de Gracias se ha extendido a otros países, principalmente aquellos que en algún momento fueron colonias o protectorados estadounidenses como Filipinas y algunas islas caribeñas.
En países con presencia de la Iglesia protestante también se celebra, en particular en la ciudad holandesa de Leiden, de la cual provenían muchos de los colonos que migraron a Plymouth y participaron en aquel banquete considerado como el primer Día de Acción de Gracias.
¿Por qué se come (y se perdona) un pavo?
Al margen del debate sobre qué lugar puede atribuirse el título de pionero del Día de Acción de Gracias, otra pregunta es por qué el pavo es el plato estrella de esta celebración y de donde procede la tradición de “perdonar” a un pavo que llevan a cabo los presidentes de Estados Unidos.
La respuesta a la primera pregunta es bastante pragmática. A la hora de celebrar un banquete, era preferible desde el punto de vista práctico sacrificar un ave que una vaca o un cerdo, ya que las primeras se reproducen más rápido y son menos costosas de criar.
Por las precarias condiciones en las que vivían los colonos americanos, los ganaderos a menudo preferían criar aves que ganado. Y puestos a sacrificar un ave, los pavos tienen más carne que las gallinas o los patos, por lo que se conseguía alimentar a más gente perdiendo el mínimo de animales.
Ilustración satírica de 1899 sobre las elecciones presidenciales de 1900 en Estados Unidos. El candidato demócrata William J. Bryan es representado persiguiendo a un pavo con los nombres de los estados en las plumas de su cola, ya que las elecciones caían poco antes del Día de Acción de Gracias.
Library of Congress
En cuanto a la tradición de perdonar la vida a un pavo, nació por simple necesidad. A finales del siglo XIX, los granjeros estadounidenses empezaron a regalar sus pavos al presidente, lo cual finalmente desembocó en una especie de competición para ver a cuál de ellos elegía para la cena oficial de Acción de Gracias. El resto eran entregados al personal de la Casa Blanca o se les devolvía a la granja: por supuesto, para estos el “perdón” era solo temporal.
El “perdón presidencial” propiamente dicho fue en realidad iniciativa de una mujer: Eleanor Rosalynn Carter, esposa de Jimmy Carter y Primera Dama entre 1977 y 1981. Conocida por su activismo en favor de la salud mental, durante la presidencia de su marido hizo que algunos de los pavos que no eran seleccionados fueran enviados a granjas-zoo donde los visitantes podían interactuar con animales con fines de terapia. Otros presidentes habían perdonado espontáneamente a algunos pavos, pero a partir de entonces se convirtió en una tradición. La administración sucesiva, bajo el mandato de Ronald Reagan, lo oficializó en forma de ceremonia pública.
Aun así, la vida de estos animales no suele ser mucho más larga, puesto que la raza preferida por los criadores de pavos estadounidenses – Broad Breasted White, o pavo blanco de pecho ancho – es muy proclive a problemas de obesidad y enfermedades respiratorias: la mayoría no vive más de un año después de recibir el perdón, aunque pueden llegar a ser dos o tres.
Fuente: National Geographic.