Esta frase la leí mientras revisaba el muro de Facebook y me retumbó el cerebro.
Y me puse a pensar en el concepto de la “mente erótica”.
Esa que se alimenta de la imaginación sexual que construimos con todo aquello que nos enciende sexualmente.
Esa imaginación que detona el placer con solo cerrar los ojos.
Esa imaginación que nos permite hacer todo aquello que a veces no podemos ni decir.
Porque recoge lo prohibido.
Y pensaba en la cantidad de personas que no alimentan su mente erótica.
Que no tienen fantasías sexuales porque sienten vergüenza solo por imaginar.
Que no se atreven a leer literatura erótica porque consideran que es para gente “perversa”.
Que no se permiten volar con la mente.
Y en eso se pierde tanto placer.
Porque el cerebro es el órgano sexual más importante.
Es dónde surge el deseo sexual y donde se activa la satisfacción.
Por eso es tan importante cuidar nuestra salud mental para poder conectar con el placer.
Por eso es tan importante educarnos sexualmente para entender que el placer es un derecho humano.
Que las fantasías no dicen nada de nosotros, porque forman parte de nuestro mundo imaginario.
Que no somos infieles por imaginar.
Que no todas las fantasías se pueden hacer realidad.
Que nadie tiene la obligación de contar lo que imagina.
Ni nadie de juzgar si se lo cuentan.
Y que todos los humanos tenemos el derecho de construir nuestra felicidad sexual con solo cerrar los ojos.
Ilustración de @moustachesauvage