En la historia de los pueblos, muchas veces las grandes transformaciones han sido gestadas desde la fragilidad.

Como los barquitos de papel que desafían las olas embravecidas, así han navegado los sueños de libertad, de justicia y de dignidad a lo largo del tiempo.

Durante la Revolución Francesa, por ejemplo, los panfletos y los periódicos clandestinos —muchas veces impresos en papel reciclado y con tintas rudimentarias— se convirtieron en armas poderosas para desafiar a la monarquía.

En América Latina, los movimientos independentistas usaron también la palabra impresa como una barca para cruzar mares de opresión.

La imagen que acompaña este escrito es poética y profunda: embarcaciones hechas de hojas impresas, que parecen cuentos, denuncias o artículos olvidados, flotan valientemente en el océano.

Es un recordatorio de que, aunque nuestras ideas parezcan frágiles frente a la fuerza de los imperios o de los sistemas injustos, cuando están impulsadas por la convicción, pueden resistir y marcar rumbos nuevos.

En tiempos de lluvia —literal o simbólicamente— que no falten los barquitos de papel: aquellos que, aunque parezcan débiles, llevan dentro la tinta de la historia y la fuerza de las palabras.

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Por Vicente Florian

Periodista egresado de la UASD, Maestrando en Tecnologías de la Información y Comunicación para Docentes (TIC), Historiador e Investigador.

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