Pedro Henríquez Ureña, fue Filólogo, profesor, ensayista y crítico literario, dominicano. Es considerado erudito de las letras y el más alto polígrafo nacional.

Nació el 29 de junio DE 1883 en Santo Domingo. Hijo de la poetisa Salomé Ureña de Henríquez y de Francisco Henríquez y Carvajal. Su abuelo Nicolás Ureña de Mendoza fue un importante escritor.

Su hermano Max Henríquez Ureña fundó en Santiago de Cuba importantes órganos de prensa y su hermana Camila Henríquez Ureña fue pedagoga y profesora en la Universidad de La Habana.

Después de recibir los primeros conocimientos de lectura en el seno culto de su hogar, ingresó en la escuela de enseñanza primaria y en 1901 se graduó de bachiller en Ciencias y Letras en el Liceo Dominicano bajo la dirección de Emilio Prud’homme. Ese mismo año viajó a Nueva York para realizar estudios universitarios y aprender el idioma inglés.

Vivió en los Estados Unidos, Cuba, México, España y Argentina, países en los que completó su educación y aportó sus conocimientos y dotes de gran humanista. Entre 1904 y 1905 vivió en Cuba y escribió su primera obra titulada Ensayos críticos. También, su estudio El modernismo en la poesía cubana y temas sobre personalidades de la música como Richard Strauss, uno de los padres de lo que denominó música nueva.

En 1906 llegó a México y en 1910 fue profesor de lengua española en la Escuela Superior de Comercio y Administración. En este año escribió Horas de estudio en la cual revela su conocimiento de las ideas comtianas en boga y de la crítica filosófica del arte en pensadores como Hipólito Taine, Nietzsche y Williams James. Adicto en principio a las ideas iluministas de José Enrique Rodó, participó en el Ateneo de México.

En 1911 fue profesor universitario. Sostuvo una larga amistad con intelectuales como Alfonso Reyes y fue un estudioso de la obra de Rubén Darío. En 1912 fue profesor de literatura española e hispanoamericana en la Escuela Preparatoria de la Universidad Nacional En 1914 se graduó de abogado en la Universidad Nacional de México y de Doctor en Filosofía y Letras en la Universidad de Minesota, en los Estados Unidos. En 1923 fue director general de Enseñanza Pública en el Estado de Puebla en México.

De 1924 a 1931 enseñó lengua española y literatura en la Universidad Nacional de La Plata en Argentina, literatura argentina, americana y europea en el Instituto de Profesorado de Buenos Aires y literatura general en la Universidad de Buenos Aires. Más tarde, ingresó a la Academia Argentina de las Letras.

En diciembre de 1931, a solicitud del dictador Rafael Leonidas Trujillo, regresó a Santo Domingo a ocupar la Superintendencia de Enseñanza. En 1933 renunció a este cargo, acosado por el control que ejercía el tirano sobre las instituciones del Estado. En 1933 regresó a Argentina sin poder poner en práctica el programa de enseñanza que anhelaba para el país. En 1940 en los Estados Unidos de Norteamérica fue corresponsal del periódico Heraldo de Cuba, profesor de las universidades de Minesota, Chicago y California e invitado especial de la Universidad de Harvard para dictar la prestigiosa cátedra Charles Eliot Norton.

Entre sus obras más destacadas se encuentran Gramática castellana, Seis ensayos en busca de nuestra expresión, Corrientes literarias en Hispanoamérica y Apuntaciones de la novela en América, entre otras. Su ensayo La Cultura y las letras coloniales en Santo Domingo que es el más completo estudio sobre los inicios de la cultura dominicana.

Tuvo el privilegio de trabajar con los grandes maestros de la época Alfonso Reyes, José Vasconcelos, Amado Alonso, Ezequiel Martínez Estrada y Jorge Luis Borges. Su nombre aparece junto a los de Andrés Bello, José Enrique Rodó, Domingo Faustino Sarmiento, Juan Montalvo y José Martí, considerados como los forjadores del pensamiento crítico contemporáneo en Hispanoamérica.

En su Obra crítica incluyó numerosos ensayos y libros entre los que se citan sus estudios sobre Bernard Shaw, Gabriel da Annunzio, Oscar Wilde. Realizó el estudio de la catedral de Santo Domingo y diferentes trabajos sobre la vida intelectual del país. Propuso el primer esbozo de biblioteca dominicana.

Murió el 11 de mayo de 1946 en Buenos Aires, a la edad de 62 años

Por Redacción

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