Se presentó en la sala desnuda, con pintura de guerra y armada con un machete. Se acercó al presidente de Petrobras – compañía eléctrica brasilera – y, poniéndole la filosa hoja del machete en su mejilla, le dijo que su gente y el Amazonas entero consideraba la construcción de la represa como una declaración de guerra.
Después dijo: “Sos un mentiroso, nosotros no necesitamos electricidad; eso no nos va a dar de comer como lo hace el río. Necesitamos nuestros ríos para fluir con libertad, nuestro futuro depende eso. Necesitamos nuestra selva para cazar y reunirnos. ¡No necesitamos tu represa!”