El 4 de febrero de 1976, en Guatemala, 5 kilómetros por debajo de la ciudad de Los Amates, se producía un sismo de 5.8° de magnitud de momento, que pese a estar a mas de 160 kilómetros de distancia de la capital del país provocó severos daños en ella y sus alrededores provocando más de 20 mil muertos.
El terremoto se originó en la zona oriental de la Falla de Motagua, frontera tectónica entre la placa Norteamericana y la placa del Caribe, los 39 segundos de duración fueron suficientes para destruir 1/3 de las construcciones de la ciudad de Guatemala y sus alrededores.
El desplazamiento horizontal provocó una grieta visible de entre 1 y 3 metros de ancho, los departamentos mas afectados fueron los de Chimaltenango, Chiquimula, El Progreso, Guatemala, Huehuetenango, Izabal, Sacatepéquez y Sololá.
Las consecuencias del sismo fueron devastadoras, 23 mil muertos, 75 mil heridos y mas de 1 millón de personas perdieron sus hogares, las sucesivas réplicas obligaron a la población a pernoctar en las calles ya que ninguna edificación de las que quedaban en pie daba garantías. Hospitales, escuelas, rutas y vías férreas estaban casi totalmente inutilizables, la población guatemalteca mostró su poder de organización espontanea en materia de asistencia y seguridad ya que los efectivos no daban abasto con las exigencias del momento.
La ayuda internacional fue encabezada por los EEUU, del cual llegaron cerca de 20 millones de dólares, 4 del tesoro y 16 de donaciones civiles canalizada por el Departamento de estado, Se instaló un hospital de campaña y se destinaron efectivos y helicópteros para el traslado de heridos y el patrullaje de seguridad.