Como respuesta a los abusos de la política stalinista de las postguerra, en muchos países del Pacto de Varsovia surgieron políticos socialistas reformistas. Buscaban dejar atrás los aspectos totalitarios y burocráticos que reinaban en la URSS. Checoeslovaquia era el que mejor lo llevaba a la práctica. Antonín Novotný, Ludvík Svoboda y principalmente Alexander Dubček lideraron esas reformas que se hicieron oficiales en Febrero de 1968, si bien decidieron hacerlas en forma paulatina para no cometer los errores de Hungría en 1956, Moscú lo tomó como un intento de ruptura con el bloque soviético.

La reinterpretación del socialismo que llevaba a cabo Dubček incluían restaurar paulatinamente la libertad de prensa, de reunión, de circulación, de emigración, de ahorro y de acumular bienes de consumo, además se suprimír la policía secreta. Se volvía a la organización de dos federaciones asociadas (Rep Checa y Eslovaquia) y se llamaría a elecciones libres en menos de un año. Lo que no sospechó Dubček es que el pueblo entusiasmado querría implementar las reformas de inmediato y que la URSS no intentara negociar, pasó a la acción directa. Invocando el «Pacto de Varsovia», Leonid Brézhnev logra del resto de los países satélites soviéticos la Declaración de Bratislava facilitándole reunir un ejército de 500 mil hombres y 3 mil blindados de la URSS, Bulgaria, Polonia, Hungría y de Alemania Oriental, el único país que se negó fue Rumania, ya que Nicolae Ceaușescu estaba momentáneamente distanciado de Moscú.

La noche del 20 de Agosto, tropas de elite y comandos se infiltraron en territorio checoeslovaco. Enterado de ello, Alexander Dubček dio la orden a su ejército de quedarse acuartelado y pidió a la población que se quedara en sus casas, buscaba evitar una masacre de su pueblo.

La mañana del 21 de Agosto, tropas soviéticas invadieron Checoeslovaquia sin oposición. Lo que ni Dubček ni Brézhnev pudieron predecir fue la reacción popular al encontrarse en la mañana la ciudad de Praga sitiada por tanques de la URSS. Comenzaron a improvisar barricadas y a atacar con bombas molotov a tanques rezagados. Si bien los blindados evitaron efectuar disparos, aplastaron autos y arremetieron contra la muchedumbre, se estima que unos 100 checoeslovacos perdieron la vida. Dubček, fue detenido y llevado a Moscú con la intención de ser juzgado y encarcelado, sin embargo, la reacción popular, la presión internacional y la tibieza de los otros miembros del Pacto de Varsovia hicieron que fuera repuesto en su cargo aunque con limitadas libertades de acción, la «Primavera de Praga» había terminado.

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Por Vicente Florian

Periodista egresado de la UASD, Maestrando en Tecnologías de la Información y Comunicación para Docentes (TIC), Historiador e Investigador.

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