El 14 de diciembre del 2007, un equipo de arqueólogos de la Universidad de Indiana (IU) descubre los restos de uno de los barcos abordados por el célebre capitán William Kidd frente a la costa de la isla Santa Catalina (República Dominicana), informó dicha universidad.
El equipo de arqueólogos submarinos explicó en un comunicado que aunque no se tiene una certeza absoluta, «todas las pruebas encontradas bajo el agua son consistentes» y apuntan a que encontraron los restos del buque «Quedagh Merchant», capturado por el capitán William Kidd.
El equipo de la universidad, liderado por Charles Beeker, director de la Oficina de Ciencias Submarinas en la facultad de Salud, Educación Física, y Recreo (HPER) de la Universidad, comenzaría a estudiar de inmediato los restos del buque, que ha permanecido desde finales el siglo XVII sumergido a 20 metros de la costa y a tan solo tres metros de la superficie.
El buque, que fue descubierto por un autóctono residente en Casa de Campo, podría aportar información muy valiosa sobre la piratería en el Caribe y sobre el legendario capitán Kidd. «Como existe mucha documentación escrita, esta es una rara oportunidad de poder comparar la información histórica contra los registros arqueológicos», dijo, por su parte, John Foster, uno de los arqueólogos submarinos que participa en la investigación.
Los historiadores relatan que cuando el Capitán Kidd, de quien algunos dicen que fue pirata y otros que se dedicaba a perseguir a los asaltantes de barcos, asaltó el «Quedagh Merchant», el buque llevaba a bordo un enorme botín de telas, sedas, oro, plata y otras mercancías procedentes de la India oriental.
Sin embargo, y ante las acusaciones de piratería que le acuciaban, el capitán tuvo que dejar, cerca de las costas de la actual cabecera de provincia La Romana (República Dominicana), el barco a cargo de sus hombres de confianza y partir hacia Nueva York para tratar de limpiar su nombre ante la justicia.
Según el antropólogo Geoffrey Conrad, de la IU, la tripulación que quedó a cargo del buque mercante saqueó su contenido y hundió el barco en el Río Dulce (río que desemboca en La Romana).
Conrad sostiene que tanto el emplazamiento en el que se encontró la nave sumergida como el tamaño de los cañones, que se utilizaron como lastre para el hundimiento del buque, coinciden con los datos históricos que se tienen del «Quedagh Merchant».
El legendario capitán fue juzgado y condenado a morir colgado sobre el río Támesis, en Londres, donde su cuerpo permaneció pendiendo de una soga durante dos años.