Este lunes, los cielos de la República Dominicana ofrecieron un espectáculo digno de los antiguos mitos: un resplandeciente halo solar abrazó al Sol al mediodía, dejando a miles de personas con la vista y el alma elevadas hacia el firmamento. Pero, ¿qué significa este fenómeno? ¿Cómo lo explicaban nuestros antepasados y qué nos dice la ciencia moderna?
Un fenómeno celeste con siglos de historia
Desde tiempos remotos, la humanidad ha levantado los ojos al cielo en busca de respuestas. Los halos solares —círculos luminosos que rodean al Sol— fueron observados por culturas antiguas como los griegos, los romanos, los mayas y los incas, quienes los interpretaban como signos divinos, presagios o bendiciones celestiales.
En la iconografía cristiana medieval, los halos alrededor de cuerpos celestes eran vistos como advertencias del cielo.
En Asia, algunas culturas los consideraban señales de equilibrio entre el cielo y la tierra. En el Caribe, los taínos reverenciaban al Sol como fuente de vida y luz, y seguramente habrían visto con asombro este tipo de eventos, atribuyéndole al mundo espiritual.
Ciencia y belleza: ¿qué causa un halo solar?

La explicación moderna del fenómeno es tan fascinante como su apariencia. Un halo solar ocurre cuando la luz del Sol atraviesa cristales de hielo suspendidos en nubes altas (cirros o cirrostratos). Estos cristales, al actuar como prismas naturales, descomponen la luz y la refractan, formando un anillo de aproximadamente 22 grados de radio alrededor del astro.
Este círculo puede mostrar colores tenues —un efecto parecido al arcoíris— con matices rojizos hacia el interior y azulados hacia el exterior. A veces, se ven puntos brillantes en los extremos, conocidos como «parhelios» o «soles falsos».
Más que un espectáculo: un anuncio meteorológico
Aunque no siempre es así, la aparición de un halo solar suele indicar que hay humedad en las capas altas de la atmósfera, lo cual puede ser un anticipo de cambios en el clima, especialmente lluvias o tormentas en las siguientes 24 o 48 horas. Los antiguos agricultores, marinos y pastores lo sabían bien: el cielo habla, si se sabe mirar.
Una conexión entre pasado y presente
En pleno siglo XXI, mientras las redes sociales se llenaban de imágenes del halo con frases como “milagro”, “presagio” o “maravilla de Dios”, recordamos que estas reacciones no están tan lejos de las creencias de nuestros ancestros. La diferencia es que hoy podemos entender el cómo sin perder el asombro por el por qué.
Ver un halo solar no es algo cotidiano. Ocurre solo cuando se combinan condiciones atmosféricas específicas. Pero cuando aparece, nos conecta con lo esencial: la luz, el misterio, y esa eterna costumbre humana de buscar sentido en el cielo.

¿Sabías que…?
- El primer registro escrito de un halo solar proviene de la antigua Grecia, en textos atribuidos a Aristóteles.
- En la mitología nórdica, halos y luces en el cielo eran considerados señales de los dioses.
- El término científico para este fenómeno es “halo de 22 grados”, por el ángulo exacto que forma el anillo.