Un 23 de mayo de 1976, la música típica perdió a su mayor revolucionario. A 49 años de su partida, su legado sigue marcando generaciones.

Un día como hoy, 23 de mayo, la República Dominicana se vistió de luto. En el año 1976, con apenas 32 años, murió trágicamente en un accidente automovilístico Tatico Henríquez, el hombre que transformó para siempre la música típica dominicana.

Su vida, aunque breve, dejó una huella imborrable en la identidad cultural del país.

Domingo García Henríquez, nacido en Nagua, República Dominicana el 30 de julio de 1943, fue un prodigio del acordeón.

Desde joven mostró un talento natural que lo llevó a integrarse en agrupaciones importantes como la de Antonio Abreu, pero pronto su estilo revolucionario lo convertiría en leyenda.

Hijo de campesinos, creció entre las carencias y limitaciones propias de los hogares pobres. Sus padres fueron Altagracia García y el acordeonista Juan Henríquez alias Bolo, quien lo introdujo en el conocimiento del instrumento. Posteriormente, perfeccionó su técnica con el acordeón con las enseñanzas de Ramón Mezquita.

Tatico comenzó a darse a conocer sobre todo en las festividades religiosas y procesiones de su comarca, fiestas en las que la música folclórica constituía un vivo referente.

A mediados de los años 60, Tatico rompió con la rigidez del merengue tradicional y le dio una nueva vida. Agregó saxofón, congas, bajo eléctrico y redoblante, fusionando tradición y modernidad en una fórmula irresistible.

Su forma de tocar el acordeón no solo era ágil y melódica, sino que transmitía una pasión que electrizaba al público.

Temas como “La Mecedora,” “Linda Margarita,” “La Mujer de Antonio,” y “Caminito de Tu Casa” se convirtieron en himnos del campo y la ciudad, tocando tanto a campesinos como a citadinos.

Su voz nasal, inconfundible, y sus composiciones directas pero poéticas, lo convirtieron en el portavoz de un pueblo alegre pero también sufrido.

Pero el 23 de mayo de 1976 murió en un accidente automovilístico en su carro, un Ford Granada en la avenida Estrella Sadhalá en Santiago regresaba de una fiesta.

El país entero lamentó la pérdida de su ídolo. Tatico dejó este mundo en la cima de su carrera, pero su música lo mantuvo vivo en cada acorde.

Hoy, 49 años después de su muerte, Tatico Henríquez sigue siendo un referente obligatorio de la música popular dominicana. Su influencia perdura en cada nueva generación de músicos típicos, quienes lo mencionan como maestro y guía espiritual del merengue típico.

Más que un músico, Tatico fue un innovador, un revolucionario sonoro. Y aunque el calendario marque otra vuelta más, el 23 de mayo será siempre un día para recordarlo y celebrarlo.

Porque mientras suene un acordeón, Tatico no ha muerto.

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Por Vicente Florian

Periodista egresado de la UASD, Maestrando en Tecnologías de la Información y Comunicación para Docentes (TIC), Historiador e Investigador.

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